EL TEATRO DE PEDRO SÁNCHEZ

Por si no tuviésemos los suficientes síntomas del cuadro patológico, Pedro Sánchez hace aflorar nuevas características del síndrome de sobra conocido y analizado. La queja y el victimismo como estrategias de manipulación, alternándose con los criterios diagnósticos del sujeto narcisista, prepotente, manipulador, tramposo y una interminable ristra de adjetivos que el personaje lleva incorporados en forma de collar. Es el juego de la bipolaridad psicopática del maltratador social.

Por REDACCION
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REINICIAR

Reír y llorar es lo que toca en este fin de semana distópico. Carcajadas por el espectáculo de Sánchez en el  retiro espiritual de su noche oscura; o quizá habría que decir tenebrosa e infernal como deben ser muchas de sus veladas y amaneceres. Ahora, necesita un receso para meditar si merece la pena seguir adelante y abandonar su proyecto de destrucción de España. La inspiración, como de costumbre, le vendrá directamente del Diablo peludo y con cuernos, el de siempre; el que figura en la iconografía bajo los pies de la Virgen y pisoteado en las tallas de san Miguel.

Lágrimas por lo que perdimos, lo que dejamos atrás: mucho más que Boabdil cuando salió de Granada para no volver. Nosotros estamos abandonando, sin irnos, todo aquello que tuvimos en esta España tan calumniada y odiada por quienes envidiaban su supremacía y poder. Los de fuera allá siguen en sus imperios decrépitos, pero los de dentro están aquí ocupando la dirección del desplome de la nación que más contribuyó al conocimiento del mundo.

Pedro Sánchez reflexionando en las playas en el 2019

Hace tiempo que no escribo sobre este personaje siniestro que, tras ser expulsado de su partido, se formó en las cloacas de las élites satánicas para servirles de alguacil obediente y lacayo para llevar a cabo sus proyectos soñados. Algunos de sus grandes logros en estos cinco años son, aparte de haber arruinado el país económica y moralmente, hincarse ante Marruecos, hacer de España un puerto franco para el narcotráfico, robar a mansalva como nunca se había visto, destruir las instituciones, instaurar la corrupción de Estado, corromper el sistema judicial con una ley de amnistía como pago a sus socios golpistas y terroristas o promulgar leyes contranatura que favorecen la pederastia y la inyección letal para viejos y discapacitados.

Lo de su mujer Begoña Gómez es todo un folletín. Si analizamos el entorno donde mamó y creció en los aspectos físico y moral, es lógico que haya integrado el gusto por el dinero fácil, sin escatimar recursos. No está de más recordar que su padre, Sabiniano Gómez, mucho antes de que llegasen a España ciertas perversiones, ya se dedicaba al negocio de la prostitución en saunas de homosexuales. Dicen los entendidos que una de ellas, la de la calle San Bernardo de Madrid, era la mayor de Europa. ¡Y así se hizo rico! Según el excomisario Villarejo, allí se grababa a todo quisqui importante que apostaba por un rato de disfrute con el “chaperío”. ¡Qué no habrán visto esas cámaras! Así se hacen los grandes chantajes y los grandes negocios. Y hay demasiado tufillo en la historia de España de los últimos años.

Así las cosas, la niña rica no estudió. Pero eso no fue ningún problema a la hora de cambalachear con la Universidad Complutense para que la hicieran catedrática casi por decreto; es decir, el propio centro ha confesado que había tenido que modificar mucho el reglamento. La verdad es que se cumple aquí aquello de “dos que duermen en un mismo colchón son de la misma condición”. Recordemos que la tesis de Sánchez también es falsa.

Y así, con toda esta ciencia infusa, la “conseguidora” Begoña, que se desgañita y salta, pancarta en mano, en las manifestaciones del 8-M, día de la mujer trabajadora, se aplica en hacer negocios con dinero público y repartir entre sus amigos para reflotar sus empresas; dinero que su marido el presidente aprobaba en el Consejo de Ministros. ¡Qué vergüenza!, es lo menos que podemos decir.

Ahora, Pedro Sánchez acusa a los medios de comunicación independientes de arremeter contra su mujer con acusaciones infundadas. La carta, dirigida a un público aborregado es aburrida, patética y cursi, mendigando baños de multitudes en su apoyo. Los tendrá sin duda, porque así suele reaccionar el rebaño, dotado de un sistema emocional vulnerable. Pero, más allá de la ideología, hay que dejar claro que, en estos momentos y situaciones, apoyar a Sánchez es posicionarse a favor del delito, el desorden y la ruina.

¿Volverá el lunes anunciando su dimisión? ¿Convocará elecciones? No lo creo; esto es puro teatrillo, y del malo. Se siente seguro porque sabe que lo que inició Zapatero y continuó Rajoy, él debe rematarlo. Por eso es tan atrevido,  irresponsable e incluso maleducado y faltón, pasando la apisonadora y destruyendo todo lo que toca: justo lo contrario a lo que debe ser un estadista. Ni por asomo, hemos pensado nunca que lo fuera.

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