¿SABÍAS QUE LLORAR NO ES DE DÉBILES?

Llorar no es para débiles. Es un mecanismo de alivio.

Llorar no significa que seamos débiles o cobardes. Todo lo contrario, cada vez que lo hacemos dejamos claro que no tememos mostrar nuestras propias emociones. Y es que las lágrimas nos oxigenan ese pequeño rinconcito del alma que está apesadumbrado y, al final, ellas hacen que podamos estabilizar nuestro mundo interior.

Claro está que una cosa es llorar y otra muy distinta es ser un ‘llorón’. Es claro que si una lágrima se desliza sobre nuestro rostro es porque tenemos sobre nuestros hombros una gran carga emocional que nos pesa demasiado y que ella nos está haciendo daño de algún modo.

La verdad es que el llanto nos ayuda a liberarnos de sentimientos negativos y a descargar ese estrés que suele estancarnos y aburrirnos. Además, con él bajamos las tensiones que nos traen los problemas, las frustraciones, las pérdidas o las decepciones.

En ese sentido, diría que hay varios tipos de lágrimas: están las que denotan una gran aflicción; hay otras que se asemejan a esa gota de vino que sale en un suspiro o en un momento de reflexión; y están las que denotan nuestro despecho. Ninguna de estas lágrimas es mala. Lo digo porque hay sentimientos, situaciones, circunstancias e incluso bellezas que solo se aprecian cuando alguien está llorando. Por ejemplo: un hombre sin tacha y sin miedo jamás inspira tanto respeto como cuando se le ve llorar.

Este texto es una invitación a expresar lo que siente, sin que por ello tenga que ahogarse en un ‘mar de lágrimas’. Es decir, llore cuando sienta que necesita hacerlo, porque le puede aliviar cualquier pena. Eso hará que se le desenrede ese nudo en la garganta.

Le recalco que no se trata de abandonarse a la pena. Lo que intento decirle es que debe entender el verdadero significado de saber expresar sus sentimientos, sin temor a que alguien lo vea llorar. Si siente esas ganas es porque tiene un pedazo de su corazón quebrado; es entonces cuando su lágrima expresa el dolor que lleva por dentro.

"Por muy fuertes que nos queramos ver, el alma necesita llorar. Por eso dejarse llevar por las lágrimas no es un asunto de debilidad, sino de sanación espiritual"

El llanto, de por sí, no es solo esa agüita que se esparce exteriormente, a consecuencia de una acción física o de una emoción. ¡Él es algo más! Es un refugio, es un desahogo y es un encuentro con uno mismo para dejar salir toda la amargura que se lleva por dentro.

Además, la lágrima que se derrama sobre el rostro de un ser humano siempre guarda dentro de sí muchas esperanzas.

No en vano se dice que la clave para ser realmente libre consiste en reír cuando se puede y en llorar cuando se necesite.

Si alguien se ríe de ustedes porque son sensibles, lloran y se emocionan, créanme, cambie de amistades, no están en su mismo nivel espiritual. Necesitamos personas cerca que sepan comprender nuestros problemas, preocupaciones y desencantos.

Necesitamos llorar y sacar toda tristeza