LAS FRUTAS SON FUNDAMENTALES PARA MANTENERNOS EN SALUD
Hace unos días en el programa de Canal 5tv Julio García entrevistó a u señor que sostiene que una serie de terapias que incluye bajo la denominación de “Código Biológico” podrían ser una solución clave frente a las enfermedades que asolan la humanidad. Si bien muchos de los argumentos expuestos parecen verosímiles y aceptables, uno de ellos me resultó no solo inaceptable, sino que contradice más de un siglo de investigaciones médicas y biológicas: se trata de su consejo de evita la ingesta de frutas.
Informa Juan Carlos Mirre
Una cosa es comer y otra cosa es nutrirse. Nuestro organismo necesita nutrientes que son fundamentales para la vida y para conservarnos sanos. Los nutrientes básicos son las proteínas, las grasas y los carbohidratos que aportamos diariamente mediante nuestra dieta habitual, pero aparte de estos hay una serie de moléculas orgánicas cuya carencia puede comprometer seriamente nuestra salud. Unas de estas son las ya bien conocidas vitaminas.
Y son justamente las vitaminas las que se transfieren a nuestro organismo a través de las frutas. La historia de la medicina está llena de ejemplos de enfermedades causadas por una dieta carente o pobre en vitaminas y su solución gracias a la ingesta de frutas. Un ejemplo de escuela de párvulos es el aporte de vitamina C que brindan los cítricos, si bien no está limitado a estas frutas ya que son numerosas las frutas con altos contenidos de vitamina C, tales como los kiwis (recientemente incorporados a la dieta occidental) o las fresas.
Es cierto que también hay verduras ricas en vitamina C como los pimientos o las verduras de hoja, pero estos alimentos no suelen ingerirse crudos de forma directa, sino a través de su cocción, lo que produce pérdidas en la cantidad de vitamina C aportada.
Otro ejemplo importante de vitamina fundamental es la vitamina A que las frutas aportan al organismo como beta-carotenos que nuestro metabolismo transforma en vitamina A. Estos abundan en las frutas de colores amarillos o naranjas, como los melocotones, las ciruelas o los mangos. Lo mismo puede decirse de todas las otras vitaminas que son esenciales para que nuestro organismo funcione adecuadamente, todas se encuentran en cantidades destacables en las frutas y si bien pueden ser sustituidas por otras verduras y hortalizas, en el caso de las frutas tienen la gran ventaja de ser consumidas de forma directa, es decir, evitando la cocción que siempre provocará pérdidas y desnaturalizaciones de las moléculas orgánicas.
Pero no nos limitemos a las vitaminas, las frutas aportan también enzimas que son fundamentales para los procesos metabólicos humanos. Su carencia en la alimentación obliga a nuestro organismo a generarlas por síntesis interna lo que provoca un esfuerzo innecesario para compensar el déficit. Pero además hay enzimas importantes como la bromelaina de las piñas o la papaína de la papaya que tienen destacadas propiedades medicinales por su acción antiinflamatoria, fibrinolítica y antitumoral.
Las frutas aportan también numerosos antioxidantes que neutralizan los radicales libres culpables tanto de degeneración celular como de envejecimiento. Hay miles de estudios científicos dedicados a los beneficios derivados de estos nutrientes abundantes en las frutas. Son destacables los efectos antitumorales de las cerezas, fresas, moras, arándanos y el grupo que suele designarse como “frutos del bosque”.
No podemos cerrar esta lista de beneficios saludables de las frutas sin subrayar su aporte en fibra. La fibra de la fruta que ingerimos y atraviesa nuestro tubo digestivo intacta, llega hasta el intestino grueso o colon donde resulta un nutriente esencial para las bacterias intestinales.

Esta fibra es metabolizada por nuestra microbiota que no solo le alimenta (probióticos) sino que transforma en los denominados metabolitos microbianos que son fundamentales tanto para alimentar a las células del epitelio intestinal (que se renueva totalmente cada cinco días) como en la generación de ácidos grasos de cadena corta, -esencialmente butiratos y acetatos-, cuya importancia está empezando a revelarse en los últimos diez años.
Se está encontrando que estos butiratos no solo son básicos para mantener un colon sano libre de tumores, sino que parecen juegan un papel destacado en el equilibrio del sistema nervioso y particularmente ¡de nuestra salud mental!
Solo un comentario final: nuestra dieta occidental moderna se caracteriza por la carencia de alimentos frescos y “vivos”. Prácticamente el 90% o más de lo que comemos ha sido cocinado o procesado industrialmente a altas temperaturas que destruyen las enzimas, parte de las vitaminas y desnaturalizan grasas y proteínas, una serie de procesos que alteran las moléculas orgánicas iniciales que en muchos casos se transforman en toxinas que a veces nuestro cuerpo no alcanza a eliminar y que son la raíz de muchas enfermedades degenerativas y envejecimiento celular.
Los humanos somos los únicos animales del planeta que cocinamos los alimentos. Sin ánimo de entrar en la vieja polémica del crudivorismo solo recordar que las frutas y las verduras en ensaladas son nuestras únicas fuentes de alimentos “vivos” no procesados ni cocidos. Prescindir de ellos puede comprometer seriamente nuestra salud.
Hoy ya sabemos que lo que los viejos higienistas, veganos y naturistas defendían en relación a la importancia de comer sustancias “vivas” tiene un importante fundamento científico: los exosomas, o sea la transferencia de ARN mensajero de los alimentos a nuestro propio complejo celular y su importancia para la salud. Pero esto ya complica mucho el tema y lo vamos a dejar aquí.
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