LA REVOLUCIÓN DE LAS PLACAS SOLARES SEMI-TRANSPARENTES

Un nuevo tipo de placas solares permitiría compatibilizar la obtención de energía solar sin afectar las superficies de cultivo.
Informa Juan Carlos Mirre

PLANTACIÓN DE TOMATES BAJO PLACAS SOLARES SEMI-TRANSPARENTES

Un nuevo tipo de placas solares permitiría compatibilizar la obtención de energía solar sin afectar las superficies de cultivo.

Muchos expertos y organismos que defienden los recursos alimenticios, la agricultura y la ganadería han expresado en numerosas oportunidades el problema que plantea la dedicación de grandes cantidades de superficies agrícolas para su uso para la instalación de placas solares destinadas a la obtención de energía eléctrica fotovoltaica. Si bien no hay razones para preocuparse en el caso de instalaciones ubicadas en regiones desérticas o de marcada aridez, si en cambio se han registrado enfrentamientos crecientes entre agricultores o ganaderos y concesionarios de extensas instalaciones fotovoltaicas que impiden bien el aprovechamiento de las tierras para su cultivo o el acceso al ganado para pastoreen en las superficies cubiertas por las placas solares.

En regiones de alto rendimiento agrícola como pueden ser los casos de muchas comarcas de Alemania, Francia o Gran Bretaña incluso se ha demostrado que el rendimiento económico por hectárea de un cultivo suele superar a los kilovatios de electricidad generados por la superficie equivalente de placas solares, incluso sin tener en cuenta los beneficios obtenidos por los que gestionan las instalaciones fotovoltaicas bajo la forma de subvenciones.

LA REVOLUCIÓN DE LAS PLACAS SOLARES SEMI-TRANSPARENTES

A medida que progresan las tecnologías fotovoltaicas se abre un prometedor horizonte que permitiría compatibilizar la obtención de energía eléctrica solar sin afectar el rendimiento agrícola de las tierras sobre las que se montan las placas solares.

Se trata de placas solares transparentes o semi-transparentes que permiten el paso de la irradiación solar por debajo de las placas, de tal manera que las plantas no vean afectado ni su crecimiento ni su rendimiento en biomasa.

Ante la alarma de la pérdida de tierras de cultivo dedicadas a extensas instalaciones fotovoltaicas, el estado de Washington en los EE.UU. En coordinación con la Universidad de California-Davis realizó un estudio experimental sobre una superficie total de 1.700 acres (unas 680 hectáreas) utilizando placas semitransparentes que absorben la radiación ultravioleta, violeta y azul para la obtención de energía eléctrica, al tiempo que dejan pasar los rayos del espectro amarillo, rojo y ultrarrojo que pueden así alcanzar el suelo o los cultivos subyacentes.

Curiosamente esto favorece al crecimiento de las plantas al permitirles un aumento relativo de la absorción de luz infrarroja disminuida de la gama ultravioleta que les provoca estrés térmico. En otras palabras: mejoran su rendimiento y reducen la transpiración, lo que se traduce en menores necesidades de agua.

Los científicos de la universidad de California-Davis probaron el sistema sobre una plantación de tomates, encontrando que si bien el rendimiento por hectárea era menor que en los lotes sin paneles filtrantes la calidad de los frutos era superior y también se obtuvo un menor número de piezas enfermas.

Por supuesto, la disminución del rendimiento por hectárea se vio ampliamente compensado por la obtención de energía fotovoltaica, a lo que hay que sumar futuras mejoras en la capacidad de filtración de luz solar que se traduzcan en mayores rendimientos de frutos.

Así pues, hemos entrado en una etapa donde al parecer se ha logrado compatibilizar la producción agrícola con la eficacia de instalaciones de paneles fotovoltaicos de manera que puedan obtenerse rendimientos económicos en paralelo en lugar del actual perjuicio de unos frente a los otros.

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