Pero fue a partir de finales del siglo XV cuando la caza de ballenas cruzó el Atlántico, con evidencias de que los balleneros vascos se adentraban en el Atlántico Norte hasta Irlanda e Islandia para cazar ballenas, llegando a las costas de Terranova, Labrador y el Golfo de San Lorenzo en los mismos años en que Colón desembarcaba en las playas caribeñas… si no antes.
De hecho, hace pocos años se han descubierto varios restos de factorías vascas en la costa de Terranova donde se procesaba la grasa de ballena y envasaba en toneles para su exportación al continente europeo. Curiosamente, esos mismos toneles salían de Vizcaya llenos de sidra, una costumbre que salvó a los pescadores vascos del escorbuto (vitamina C).